Estoy recortando gastos en tebeos y me estoy replanteando que colecciones me merecen la pena de verdad continuar y a cuales pegarles el tajo. Y una serie ya se ha ganado todas las papeletas para que la mande al cuerno.
Japón después del desastre. No es una serie post-apocalíptica, pero está implícito que el protagonista ha sobrevivido a algún tipo de armagedón. El prota es el típico adolescente de las series shonen. Estudiante y adepto al kendo. Y de repente y sin venir a cuento todo se complica porque en su vida se entrometen samuráis urbanos. Algo en plan Los Inmortales con su “solo puede quedar uno”. Luchas callejeras con katanas. Pero resulta que no son katanas normales y corrientes, no… son las llamadas “espadas metamórficas”. Unas espadas mágicas que tienen personalidad y alma. ¡Porque son chicas! ¡En esta serie tu chica es tu espada y tu espada es tu chica! Y encima añadamos monstruos y magia. ¿Un coctel ganador? Pues no.
Verán, esta serie lleva ya 12 tomos y yo sigo sin verle el sentido o propósito a la trama. Vale, que sí, que tenemos peleas muy chulas a espada. Y el prota tiene una espada metamórfica. Y pasan cosas muy raras… pero es que no termino de verle sentido a la historia. ¿Cuántos bandos hay realmente? ¿Cuántas espadas metamórficas hay? ¿Y Por qué pelean? ¿Y para qué pelean? ¿Qué propósito tiene tanta lucha? Y reconozco que al final todo este asunto de transformar a las mujeres en armas me chirria cada vez más. ¡Esto sí que es tratar a las mujeres como si fueran objetos! Si eliminásemos de la ecuación las espadas metamórficas, XBlade se queda en otro manga más del montón. Llevamos 12 tomos publicados de la serie y me sobran 10. Y cada vez que sale un tomo nuevo no puedo evitar pensar: ¿Pero cuándo se acaba esto? Sumémosle que los personajes carecen de carisma o atractivo y ya tengo mi serie que no pasa el corte. Bye, bye Xblade, te leía por matar el tiempo, pero ya no me merece la pena malgastar mi dinero en ti.
Vamos, que la serie me ha pasado de molante a indiferente. 8 euritos que me pienso ahorrar a partir de ahora.
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