domingo, marzo 07, 2021

Año 2020. Todo mal.

Año 2020, el año de la pandemia, el año del confinamiento. Para la gran mayoría de la raza humana, el tener que estar encerrado en casa, sin poder salir, supuso una pesadilla. Una pesadilla horrible. Pero para un friki o un otaku, el tener que estar encerrado en casa, por obligación, por mandato del gobierno, en vez de una pesadilla tendría que haber sido una bendición. ¡Más tiempo para disfrutar de todo lo que nos gusta! ¡Aleluya! ¿Verdad? Pues no. Por lo menos ese no fue mi caso...

Os cuento.

En mi caso el año 2020 casi ha sido el año en que mando a la mierda todo lo que me gusta. Por culpa del confinamiento. Por culpa de las redes sociales...

Más gente encerrada en casa, supuso más gente con tiempo libre para usar internet. Y eso supuso más horas de troleos, doxxeos, funadas, ataques al famdom y demás comportamientos on-line horribles. Comportamientos tóxicos. Pero tóxicos de verdad...

A ver. Las campañas en contra de determinadas aficiones no son nuevas. Todo esto yo ya lo he vivido antes y me la pelaba bastante. Me la sudaba lo que pudieran opinar de mis gustos desde los medios de comunicación. Me la sudaba antes y me la sigue sudando ahora. Os pongo ejemplos de campañas ridículas de desprestigio del pasado: ¿Te gusta la música heavy metal? Pues eres un satánico y un adorador del diablo. ¿Te gustan los videojuegos? Pues eres un criminal y un asesino en potencia. ¿Te gustan los juegos de rol? ¡Madre mía! Pues eres un criminal, asesino, adorador del diablo que mata viejas en sus ratos libres. ¿Y si te gusta el anime? Pues de todo. Si te gusta el anime eres de lo peor. Primero que si los animes eran violentos y había que prohibirlos por que afectaban a las tiernas mentes de los niños. ¿Es que nadie piensa en los niños? Luego que si el anime era sexista y oprimía a las mujeres por su hipersexualización del género femenino. Y claro, a la gente todo ese tema se la pelaba y seguía consumiendo anime, como si nada, porque si algo te gusta de verdad te la pela verdaderamente el qué dirán o lo que puedan opinar de ti. ¿Verdad?

Pero amigo, llego el 2020, y de repente todo se volvió horrible. ¿Por la dichosa pandemia? ¡No! ¡Por culpa de las redes sociales! Porque de repente todo el mundo en internet tenía mucho tiempo libre, y ese tiempo, en vez de invertirlo en hacer del mundo un lugar mejor, la gente lo malgastaba intentando convencerte de tú eras una persona tóxica por tener determinados gustos. Atacandote por tus gustos personales y aficiones. Y los ataques no provenían de unos medios de comunicación obsoletos y en decadencia. ¡Los ataques provenían de fans que atacaban a otros fans! ¿Te gusta determinada serie de anime? Pues su fandom es tóxico, nefasto y horrible, y puesto que a ti te gusta esa serie determinada, por narices debes de pertenecer a ese fandom tóxico y debes de ser una persona horrenda y deleznable.

¿Te gusta Mineta ? ¡A Guantánamo por violador!

La cosa se volvió tan insoportable, que durante un tiempo llegué a pillarle asco a las cosas que antes me gustaban, divertían o entretenían. En mi caso los Isekais. Antes de que todo este rollo del año 2020 empezara, estaba encantado con los Isekais hasta el punto de que pensaba centrar mi blog personal en este subgénero del anime. Pero amigo... ¡Qué gran error! ¿Te gustan los isekais? Pues según las redes sociales poco más o menos que eres un puto violador en potencia. ¡Cómo suena! Y claro, las críticas no provenían de gente inculta o desinformada, las críticas venían (supuestamente) de verdaderos fans del anime que (supuestamente) sabían de lo que hablaban y por lo tanto había que hacerles caso...

¡Vaya tela!

El caso es que desconecté definitivamente de aquello que más me gustaba o apasionaba en aquel momento, dejándome arrastrar por la corriente imperante. Hasta tal punto que no quería saber nada de nada de absolutamente nada. Dejé de interesarme por las novedades del momento, dejé de leer mangas, dejé de consumir anime y dejé de consumir internet. ¡Ojo a este dato! Todo este tiempo alejado de internet, me hizo reflexionar y me hizo darme cuenta de algo. ¿Fandom tóxicos? ¡No! ¡Redes sociales tóxicas!

Parece mentira. Pero caí en la trampa como un pardillo. A pesar de todo este tiempo sobreviviendo a campañas de desprestigio que yo sé de sobras que son interesadas y que lo que buscan es controlar la narrativa, y por lo tanto las conductas y las opiniones. Campañas que no tienen nada de inocuas o inocentes. Y caí en la trampa precisamente porque pensaba que no había algo o alguien por detrás manipulando y desprestigiando...

Hasta que me di cuenta de algo que para mí tendría que haber resultado obvio desde un principio. ¿De dónde provenían los ataques? De las redes sociales. Y las redes sociales están en manos de compañías. Y esas compañías no son neutras. Son empresas capitalistas que están en manos de intereses económicos occidentales. Y esas mismas compañías destacan en sus redes aquello que a ellas les interesa. ¿A qué en las redes sociales occidentales no te dicen que los fans de Disney son horribles y son unas malas personas por consumir Disney? Repito mi conclusión anterior: ¿Fandoms tóxicos? No, redes sociales tóxicas que intentan convencerte de que perteneces a un fandom tóxico por consumir determinados entretenimientos que se escapan al control de las empresas occidentales y por lo tanto se escapan a su narrativa. ¿Queda más o menos claro que es lo que os trato de decir?

Resumiendo. Ya no consumo redes sociales. Ni Twitter, ni YouTube, ni Facebook, ni demás mierdas que parece que no están ideologizadas o politizadas, pero que en realidad, sí que lo están (y mucho) y como otaku amante del anime esto ha resultado ser liberador. Ya no tengo que flagelarme por ser una mala persona, porque ya no tengo encima de mi cogote la presión de los censores que a través de las redes sociales intentan convencerme de lo que puedo o no puedo consumir. Veo lo que me sale de la pinga, cuando me sale de la pinga, y no tengo que pedir perdón por ello a nadie. Y no tengo que justificarme. O bueno, quizás un poco sí. Porque soy perfectamente consciente de la hipocresía de tener que justificarme usando un blog, que en el fondo es otro tipo de red social. Pero como es una que está en desuso y que parece que a nadie interesa, pues mira...

Es mi blog y digo lo que me sale del bolo.

Resumiendo. Lo tóxico no es el anime o el fandom de ese anime. Lo tóxico es que desde las redes sociales se ponga el foco en determinados comportamientos que sí que son tóxicos, de unas determinadas personas tóxicas, que en realidad son minoría, pero que desde las redes sociales intentan convencer al resto de que son la norma y no la excepción. Que un pelele le mande amenazas de muerte al autor de un manga o un anime, no significa que todos los otakus seamos como ese pelele descerebrado. Y que una persona horrible le prendiese fuego a un edificio, por vete a saber tu que delirios relacionados con el anime, no significa que todos los consumidores de anime seamos unos psicópatas, pirómanos, asesinos en serie, violadores de caniches y gatitos, que odian a las mujeres y que quieren que Hitler resucite para que extermine a los que revenden por wallapop las cosas que compran del aliexpress. ¿Ok?

Pues eso. Si algo te gusta disfrútalo. Pero disfrútalo de forma sana. No como esos que hacen videos polémicos en YouTube acusando de fandom tóxicos a determinados fandoms, sabiendo que YouTube te va a destacar el video y sabiendo que esa es la manera más fácil de monetizar el video. A nadie le gustan las ratas y las sabandijas de internet. O monetiza el video y haz lo que te salga del nabo. Total. Que sepas que yo ya no lo voy a ver. Porque definitivamente paso mil de las redes sociales tóxicas. Y paso mucho de determinados comportamientos que yo personalmente asocio al año 2020. El año en que todo era horrible y todo estaba mal. Pero ese año ya pasó y ya podemos volver a disfrutar de las cosas buenas de la vida. ¿Verdad? ¿VERDAD? ¿VERDAD?

¡Dejadme disfrutar de los isekais, cabrones!