domingo, marzo 10, 2013

VII Salón del Comic y Manga de Castilla y León.


En 2011 dejé el blog completamente abandonado y solamente escribí una única entrada, dedicada al Salón del Comic de Valladolid de ese año. Al año siguiente, en 2012, también escribí otra entrada relacionada con el salón pucelano, por lo que decidí que aquello bien podría ser una tradición anual. Pensaba que todos los años visitaría sin falta este evento friki en Pucela y que después relataría la experiencia en mi blog… pues bien, hoy he cambiado de idea. Creo que este año 2013 perfectamente podría ser el último año en que acuda a este salón del comic. Y paso a relatar mis razones.

Tú llegas a la Feria de Muestras de Valladolid. Pagas los 5 euros de la entrada. Te das una vuelta por todos los puestos y tenderetes de esa especie de mercadillo que han montado dentro. Te das la vuelta al ruedo y compruebas que no piensas comprar nada de nada de lo que allí tienen expuesto a la venta. ¿Y qué haces? ¿Te piras a los 20 minutos y piensas que has tirado a la basura tus 5 euros? Pues no, te quedas e intentas amortizar el dinero de la entrada como sea. ¿Y qué opciones tienes? Pues en mi caso era quedarme a ver el concurso de cosplay, aunque no me apasione el cosplay. Yo es que debo de organizarme fatal, porque en todos los años que he acudido a este sarao nunca he pillado las charlas o los coloquios sobre comic. Ni las sesiones de firmas o las presentaciones. Nada de nada, da, da, dadaaaaa. Solo cosplay, cosplay y más cosplay. Deberían cambiarle el nombre a esto y en vez de Salón del Comic y Manga deberían llamarlo pachanga friki para cosplayers. ¿Ocurre lo mismo en el resto de salones del comic de España? Y que conste que no estoy criticando a los cosplayers. En absoluto. Estoy criticando más bien a la organización. Estaría bien que cada asistente al concurso subiera al estrado y posara para un par de fotos y punto. ¡Qué pase el siguiente! Pero no. En vez de eso se les permite hacer una especie de performance o teatrillo, que algunos alargan demasiado. Algunos se ponen a bailar o a cantar, otros se ponen a dar discursos… y uno o dos, vale. Pero todos, toda la tarde, cansa. En serio señores de ASOFED, para el próximo año pongan un límite de tiempo estricto, para que la cosa no se alargue hasta la noche. Y tampoco estaría mal que les impongan a los participantes algún tipo de reglamento, para impedir a los concursantes hacer el canelo en el estrado (por ejemplo: prohíban bailes o cantes que no tengan nada que ver con el cosplay en cuestión. No más superhéroes bailando Gangnam Style, gracias pero no gracias).

El caso es que tras aburrirme de ver cosplay, decidí acoplarme en un rinconcillo donde tenían videoconsolas de última generación, como la Xbox con Kinect. Aunque también tenían consolas retro, de los 80 o los 90, como la Nintendo NES o la Sega Megadrive. Y allí que me quedé el resto de la tarde, pasando la velada recordando viejos tiempos. Podría haberme echado unas partidillas a los juegos más modernos de la Xbox, pero no tenía ganas de ser humillado por chavales competitivos que tienen justo la mitad de mi edad. Por lo que me pasé lo que me quedaba de la tarde jugando al Street Fighter II de la Supernintendo o al Sonic de la Master System. También tenían allí una cabina árcade retro casera, con juegos del MAME, y a su alrededor había siempre gente esperando turno. Y algunos montaban bastante escándalo y jolgorio cuando veían que entre la lista de disponibles había alguno de sus juegos favoritos (¡Mira chaval, tiene el Tetris! ¡A esta jugaba yo!). Solo con escucharles me entraban ataques profundos de nostalgia. Echo mucho en falta pasar las tardes en los salones recreativos del barrio, en serio. Antaño se montaban los jolgorios entre la chavalada cuando llegaba una maquina nueva. Ahora la gente monta jolgorio por poder echar una partida como las de antes a un juego que casi tiene 30 años de antigüedad… snif, snif. Solo de pensarlo me entra la tristura y la añoranza. ¡Cómo se me nota la edad!

En fin, el caso es que, aunque al final me lo terminé pasando bien, no he pedido evitar reflexionar… ¿qué tiene todo esto que ver con el comic? Si quisiera pagar por ver teatro amateur iría a una sala de teatro amateur. Y si quisiera pagar por poder jugar a juegos viejunos me iría a alguno de los muchos salones de retrovideojuegos que se montan por España y pagaría su correspondiente entrada... y para gastar dinero en comprar frikadas ya está eBay. Y es por esto que he decidido que paso de repetir el año que viene… y mira que me jode. Porque yo era de los primeros encantadísimos de la vida con el proyecto de que Valladolid tuviese salón del comic propio. Pero ya el año pasado me encontré bastante fuera de lugar entre tanta chavalita disfrazada, con los pelos verdes y rosas, y este año he terminado por sentirme totalmente anticuado y obsoleto…

Tan obsoleto como una Supernintendo.

Y para pasarlo mal, pues no pago 5 euros. ¡Ea!

1 comentario:

  1. Por lo que comenta, parece que fue solo. Quizás sea ese el problema, porque si bien los expositores se ven rápido y abundan los precios prohibitivos -aunque yo me compré una figura de Haruhi bastante decente por 25 euros-, servidor sí que suele pasar un rato entretenido en compañía en este tipo de eventos, también por el ambiente -aunque si no le gusta demasiado el cosplay es otro cantar-, no demasiado habitual.

    En fin supongo que yo asistiré a futuras ediciones si me es posible. Eché en falta que en ningún stand se pudiera comprar videojuegos, eso sí.

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