jueves, noviembre 29, 2007

Alter de Cine: Beowulf.

País: USA.
Año: 2007
Duración: 113 min.
Género: Aventura, fantasía heroica.
Dirección: Robert Zemeckis.
Guión: Neil Gaiman, Roger Avary.
Producción: Steve Starkey, Jack Rapke, Robert Zemeckis.
Música: Alan Silvestri.
Fotografía: Robert Presley.
Reparto: Ray Winstone, Anthony Hopkins, Angelina Jolie, John Malkovich, Robin Wright Penn, Brendan Gleeson, Crispin Glover.

Ya empezaba yo a notar en falta una película de fantasía heroica tan bruta, bárbara y sanguinaria como esta. Beowulf es una película que los aficionados al género no podemos dejar de agradecer, más que nada porque al paso que íbamos, con tantas Narnias, Terabithias y Eragones, los DVD del Señor de los Anillos iban a terminar por acabar vendiéndose en la sección infantil, justo al lado del pack de los osos amorosos, y esto es algo que no se puede permitir. El género fantástico no debe acabar de ningún modo restringido y acotado a los pueriles territorios de la infancia. Existe la fantasía adulta y Robert Zemeckis parece ser muy consciente de ello. En su segunda incursión dentro del campo de la animación digital con la técnica de captura de movimiento, Zemeckis apuesta por una historia completamente en las antípodas de su anterior trabajo, la muy infantil y mediocre Polar Express. Beowulf es una película violenta y testosterónica, protagonizada por bárbaros salvajes, groseros y zafios, de ideas fijas, que solo piensan en beber mucho, matar mucho y, por supuesto, llevarse al catre a cuanta moza se ponga al alcance de sus sudorosas manos. El sexo forma parte substancial del relato y Zemeckis parece querer dejarle claro en todo momento al espectador que no se encuentra ante una simple y vulgar “peliculita de dibujos animados”, pero que nadie se confunda al leer esta crítica y se imagine algo que no es. En los Estados Unidos Beowulf tiene una calificación de PG-13, en vez de R que sería la equivalente a nuestro “no recomendado para menores de 18 años”, puesto que las escenas sexuales de la película son mostradas de manera metafórica en vez de explícita, y valga como ejemplo el momento en que la madre de Grendel, encarnada en las apetecibles formas de Angelina Jolie, acaricia suavemente la espada enhiesta del héroe hasta que el arma punzante de Beowulf termina por derretirse, transformándose en un líquido plateado que cae goteando hasta los pies del protagonista. Como pueden apreciar, este tipo de escenas es perfectamente tolerable y apta para las puritanas mentes yankis (y esta vez no estoy pretendiendo ser irónico). Donde no hay sutilezas es a la hora de mostrarnos en pantalla toda la violencia y salvajismo del relato original. El director no es rácano en sangre, descuartizamientos o decapitaciones. Destacables resultan las escenas en que Beowulf lucha en el mar contra tres bestias acuáticas con el resultado de que una de ellas termina abierta en canal, chorreando sangre como si fuera una cascada o la épica batalla final contra el dragón, en la que el héroe no duda en recurrir a los extremos de la automutilación con tal de salir victorioso del lance. Aunque si una escena merece ser destacada sobre el resto, esa es sin duda la de la primera incursión nocturna del troll Grendel a la fortaleza del rey Hrothgar. Es una escena breve, pero de lo más intensa, que sirve como presentación perfecta para la horrible criatura Grendel, un monstruo que dejará un recuerdo imborrable en los amantes del fantasterror. Grendel es un gigante grotesco y deforme, cuyo aspecto enfermizo contrasta completamente con el del héroe Beowulf, quien no duda en dejar bien a las claras que es todo lo opuesto a ese ser, luchando contra él completamente desnudo, destacando así su físico atlético frente al del repugnate y purulento engendro, y al que logra derrotar en buena lid valiéndose únicamente de la fuerza de sus brazos, haciendo que tipos como Conan parezcan meros aprendices en comparación, pues por algo no en vano Beowulf es el bárbaro primigenio, cuyas hazañas ya se cantaban por Europa en el poema épico anglosajón homónimo, muchísimos siglos antes de que Robert E. Howard inventara al famoso cimmerio, icono del género de la Sword & Sorcery. Y ya que hablamos del poema, me gustaría aprovechar para destacar que los guionistas Neil Gaiman y Roger Avary se han permitido muchas licencias creativas a la hora de adaptar el relato, añadiendo modificaciones substanciales a la trama original. En la narración épica Beowulf se nos presenta como el héroe prototípico, cuya única función en esta vida es matar monstruos y conquistar reinos, invencible y sin debilidades aparentes, mientras que para la adaptación cinematográfica los guionistas le han añadido unas bajas pasiones, de lo más mundanas, que lo humanizan y lo hacen más interesante a los gustos del espectador actual. Espero, pues, que estos cambios no pillen desprevenido a nadie y que durante el visionado de la película nadie se sorprenda cuando el héroe sucumba ante las seductoras artimañas de la madre de Grendel (¡y es que a ver quién es el guapo capaz de resistirse a sus encantos!), aunque para la mitología del personaje esto tenga tanto sentido como que Perseo decidiese acostarse con la Medusa en vez de cortarle la cabeza. ¡Pero que nadie se equivoque pensando que estoy reprochando algo que en realidad es un completo acierto de guión! El desliz pecaminoso de Beowulf cohesiona el relato como un todo y justifica perfectamente la razón por la cual un cansado y anciano Beowulf es obligado a luchar contra un dragón en el ocaso de su vida. Argumentalmente no se le puede reprochar fallo alguno al trabajo realizado por la pareja Gaiman-Avary. Aunque si alguno quiere ponerse picajoso y está empeñado en sacarle defectos a la película, podrá encontrarse con unos cuantos en lo referente a la parte técnica. Resulta obvio que la técnica de animar actores digitales con motion capture aún se encuentra en sus primeros pasos y todavía quedan muchos aspectos por pulir y mejorar. Como el rejuvenecimiento digital de los actores, por ejemplo, usada para que una actriz adulta pueda interpretar el papel de una niña y que en la pantalla da muchísimo el cante a falso. Aunque, de todas maneras, y en mi humilde opinión, tampoco hay que ponerse tremendamente exigente en este último aspecto, teniendo en cuenta que Zemeckis es un pionero y que trabajos como este le están abriendo el camino a futuras producciones de este tipo. Pensemos que 15 años atrás una producción como Beowulf hubiese sido impensable y técnicamente imposible. ¿A saber qué nos puede deparar el futuro de la animación de aquí a 15 años?

Lo mejor: los monstruos. Grendel horripilante; la madre de Grendel seductora y fascinante.

Lo peor: determinados aspectos técnicos de la animación digital no están del todo pulidos y deberían mejorarse.

¿Por qué a determinadas actrices solo les sienta bien el papel de villanas?

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