domingo, mayo 03, 2009

De cine: Lobezno.


En el mundo del cómic suelen ser muy frecuentes los spin-offs. Es normal que los lectores reclamen el que sus personajes secundarios favoritos obtenga serie propia, y en el mundo de la televisión también se da con bastante frecuencia esto de crear una nueva serie derivada de otra teleserie de culto. Lamentablemente en el mundo del cine el invento este del spin-off casi nunca sale bien. Cómic y televisión son medios completamente diferentes al del cine. Los lectores y televidentes suelen contar con meses e incluso años de vida conociendo y apreciando al personaje en cuestión antes de que este obtenga la relevancia suficiente como para obtener título propio. En cambio en el cine lo normal es otorgar el dichoso spin-off tras apenas uno o dos largometrajes, lo cual no es mucho, con lo que los spin-off cinematográficos suelen terminar con rotundos fracasos dada la indiferencia del público ante lo irrelevante de las aventuras del personaje en cuestión. Este, en principio, no era el caso que nos ocupaba. Lobezno contaba con el suficiente peso especifico entre el público como para considerarlo apuesta segura. No estamos hablando de un personaje secundario cualquiera. Lobezno era el protagonista absoluto de la trilogía mutante rodada por la Fox, que tan bien rindió en las taquillas de todo el mundo, por lo que resultaba de cajón de madera de pino el convertirlo en la estrella total de su propia franquicia independiente, lo más alejada posible del entorno escolar para jóvenes talentos (aunque sean talentos mutantes). Supuestamente todo tendría que haber salido a pedir de boca con las aventuras de Lobezno, ¿verdad? ¿Qué podría salir mal con un personaje tan carismático y con un actor como Hugh Jackman que ahora mismo cuenta con tantísimo tirón mediático? Pues con la Fox de por medio... si algo puede salir mal, tengan a bien por seguro que todo saldrá mal, e incluso muy mal.

Los de la Fox no escarmientan. Están tan obsesionados con sacarse de la manga franquicias milmillonarias que se han olvidado de lo más básico de hacer cine... y es que en el cine por encima de los actores de relumbrón y los personajes carismáticos están las buenas historias. Si la historia a contar es buena, la peli será buena. Pero cuando no hay historia que contar... mal vamos. Y esta regla se aplica tanto al cine clásico, como al cine independiente, como al cine más palomitero. Si no hay historia, no hay película. Punto. ¿Tanto cuesta entender eso? ¿Tanto cuesta empezar a rodar con un guión sólido en la mesa que no haya sido reescrito mil y una veces por un puñado de mercenarios juntaletras sin escrúpulos? Y lo que más rabia me da de todo esto es que la Fox contaba con un buen material de partida. Ya solo con la miniserie Weapon-X de Barry Windsor-Smith había material de sobra para un buen film. ¿El problema? Que la miniserie de Arma-X es completamente minimalista y eso no cuadra con los gustos hiperbólicos de la Fox. En el cómic había cuatro personajes mal contados, el protagonista absoluto de la historia apenas tenía diálogos y no hacía prácticamente nada de nada excepto ir correteando por los bosques en bolas mientras acuchillaba gente, aullando como una fiera. ¡Impensable! ¿Qué clase de héroe del cine sería ese? Nada, nada. La Fox no hace cine minimalista. En la Fox todo tiene que ser exagerado al máximo, siguiendo a rajatabla el lema petardo del “más es más”. ¡Más explosiones! ¡Más persecuciones! ¡Más tiroteos! ¡Más peleas callejeras! ¡Más mutantes! ¡Más madera que es la guerra! A este Lobezno lo tirotean, lo apalean, lo rajan, lo despeñan, lo vuelan por los aires y al final siempre se levanta pidiendo más palos, como el Coyote del Correcaminos. Y la cosa hasta habría tenido su gracia si los de la Fox hubieran apostado todo el rato por contarnos las tropelías de un personaje bidimensional sacado de los dibujos animados de Bugs Bunny, pero es que por alguna extraña razón los guionistas se emperran en humanizar a Lobezno metiendo con calzador unas subtramas dramáticas y románticas, tan tontarronas que parecen sacadas de algún indigno culebrón venezolano. Y encima todo ello rematado con una corrección política tan empalagosa que llega hasta a dar nauseas. (¡Lobezno es un héroe y los héroes no fuman! ¡Faltaría más!).

En resumen: Los de la Fox no aprenden, empeñados en repetir los mismos errores una y otra vez.

Lo mejor: toda la parte de la película en la que a Lobezno todavía no le han implantado el adamantium.

Lo peor: toda la parte tras la implantación del adamantium. Es decir, todo el resto de la película.

Lo peor de lo peor: Se repiten todos los errores de X-Men 3. Demasiadas cosas que contar para tan poco tiempo. Demasiadas tramas y demasiados mutantes que no pintan nada de nada y que al final se ven reducidos a cameos sin fundamento.

Lo peor de lo peor de lo peor: Todo lo políticamente correcto de la cinta. Hay muchas peleas pero no hay ni una gotita de sangre. Lobezno no fuma y la única vez que tiene un cigarro en la boca termina escupiéndolo con asco. La Mole es obeso, pero no por culpa de su mutación. Resulta que es obeso por su mala vida y como penitencia tiene que hacer mucha dieta, mucha vida sana y mucho ejercicio en un ring de boxeo. Aunque lo más lamentable de todo es lo que han hecho con Victor Creed. Ni asomo de parecido con el psicópata asesino de los cómics.

Lo puto peor: lo que han hecho con el personaje de Masacre. Eso sí que no tiene perdón de Adlo.

La pregunta: ¿las balas de adamantium provocan amnesia? ¿En serio que esa es la explicación oficial para el borrado de memoria de Lobezno? ¡Jesús, María y José dadme paciencia!

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