viernes, febrero 22, 2019

Desesperándome por Alita.

Alita es un proyecto largamente esperado por los fans. Un proyecto mítico. Una de esas películas de las que tanto se hablan y que parece que van a estar eternamente en preproducción, esperando sine die en el limbo de las producciones malditas. Aguardando a que llegue el momento justo para poder ver la luz de la creación. Un proyecto ansiado por los fans del manga, y del anime, claro. Recordemos (por si hiciera falta) que Alita es un manga de Yukito Kishiro, que se publicó en Japón a principios de los años 90, y que ya fue adaptado al formato anime a mediados de esa misma década. Un manga de culto, que jamás habría llegado a las pantallas de cine de occidente de no ser por el interés personal de un tal James Cameron. ¡JA! Casi nadie. Un don nadie en el mundo del cine...

Es coña. Recordemos, por favor, que hablamos del James Cameron de Titanic. Recordemos que Titanic ha ganado 11 oscars. Recordemos que, en aquellos tiempos, Titanic era la película más taquillera de toda la historia del cine. ¿Y qué decide hacer un cineasta que lo ha ganado todo como siguiente proyecto? Pues una historia distópica sobre ciborgs asesinos. ¡JA! De nuevo estoy de coña. Recordemos que Cameron también es el director de Terminator y de Terminator 2, lo que le convertía en el cineasta perfecto para adaptar las desventuras de Alita, aunque solo fuera porque Cameron ya tenía experiencia en contar historias de futuros distópicos con terribles robots asesinos. ¡Todo perfecto para los fans! ¿Verdad? Pues no. Cuando las cosas pueden salir mal saldrán mal…

A Cameron se le metió entre ceja y ceja que quería mejorar la tecnología cinematográfica del momento, y también se le metió entre ceja y ceja que las pelis en 3D serían la salvación del cine frente a la popularidad de los videojuegos, y que, por lo tanto, el cine 3D sería el futuro de la industria. Y puesto que nadie más apostaba por esa tecnología, él y solo él, salvaría el cine. Así, como suena, en plan mesías. Y exactamente y justo por eso, y no por otra cosa, James Cameron rodó Avatar, que tuvo tanto éxito que al final Cameron optó por aparcarlo todo para centrarse en rodar cuatro secuelas más de Avatar, seguidas, del tirón, que no veríamos estrenadas hasta el año 2020 o vete tú a saber cuándo. Una espera eterna si tenemos en cuenta que la peli de Avatar era un estreno del 2009… ¡Puf! ¡Telita con la espera! ¡Telita y adiós Alita! (Perdón por el chiste malo).

Y es en este punto de la historia cuando entra Robert Rodriguez.

Robert Rodriguez como cineasta es temible. Recordemos que ha rodado cosas como Machete, Machete Kills o la saga Spy Kids. Pero también es un cineasta friki, que decidió, en su día, encargarse de la adaptación cinematográfica de Sin City, un comic noir de culto de Frank Miller. Y resulta que Robert Rodriguez es fan de Alita. Y como fan decidió preguntar a Cameron, en persona, para interesarse por la adaptación de Alita. Y aquello no fue una conversación entre dos cineastas. Fue un fan preguntándole a otro fan, y de resultas ocurrió el milagro. Cameron le encargó la dirección a Rodriguez. Y digo milagro, porque me parece casi milagroso que alguien como Cameron le confiase las riendas directivas de uno de sus proyectos más esperados, a un tipo famoso por rodar una parodia/homenaje a las pelis malas y cutres de la serie Z, junto con Quentin Tarantino. Hablamos, como no, de Planet Terror del proyecto GrindHouse.

Y todo este asunto me resulta muy gracioso, de verdad, porque, ahora mismo, si Alita existe, como película, es precisamente gracias a ese tal Don Robert Rodriguez el temible. Que si por Cameron fuera, Alita seguiría en preproducción hasta Avatar 4, que vete tú a saber para cuándo se estrenará eso.

Y digo que es muy gracioso porque en los carteles publicitarios el nombre del director ni se menciona. Alita la publicitan como “de los productores de Avatar y Titanic”, no la anuncian como “del director de la saga Spy Kids y de Shark Boy y Lava Girl”. Fíjense. Fíjense bien en los carteles. Robert Rodriguez ni aparece.


Por algo será…

En lo particular, cuando se anunció que sería Rodriguez el director y no Cameron me dio una bajona tremenda. Bajón total. No me gusta usar anglicismos innecesarios, pero como en los blogs de cine y en internet todo el mundo usa la palabra hype, pues yo también usaré esa palabra y hablaré de mi hype. Yo con Alita tenía el hype por las nubes. Pero luego el proyecto se fue retrasando y retrasando, y retrasando de nuevo, y retrasándose otra vez más, tantas veces, que al final mi hype desapareció. Y ya el remate llegó con el anuncio: “Robert Rodriguez será el director de Alita”. ¡Madre mía! ¿Qué es lo contrario de hype por las nubes? ¿Hype por los suelos? Pues en mi caso mi hype se puso a escarbar para enterrarse por debajo del suelo y por debajo del nivel freático. Aunque luego tuve una temporada de Hype bipolar. ¿Recuerdan el gag del payacho de la Hora Chanante? Aquél gag del: “Es veneno, ¡pero huele a canela! ¡Pero es veneno!”. Pues yo estaba un poco tal que así: “¡Es Alita! ¡Pero huele a Robert Rodriguez! ¡Pero es Alita! ¡Pero huele a Robert Rodriguez!”. En fin…

El caso es que luego pasó lo que pasó. El trabajo consumió mi vida, deje de leer mangas y comics, porque ya no tenía tiempo para nada, dejé de considerarme friki, otaku y fan, y me olvidé de todo este asunto de Alita, Cameron y Rodriguez, hasta tal punto, que para cuando finalmente llegó el estreno de la peli de Alita a los cines, yo ya estaba en plan: “¡Qué pereza me da todo esto! ¡Madre mía que pereza!”

Y es que Alita ya formaba parte de mi pasado…

Por favor, recordemos una vez más, que estamos hablando de un manga de principios de los años 90. Que a España llegó a mediados de la década, con el boom del manga y Dragonball. ¿Cuánto hace de eso? ¿Casi 25 años?

Menos mal que las estrellas se alinearon y ahora estoy aquí deseando relatar lo mucho que me ha gustado la película. De hecho el post de hoy pretendía ser la crítica de cine. Pero como veo que me estoy enrollando mogollón con los preámbulos, y como no quiero alargarme innecesariamente, el post de hoy lo voy a dejar como un artículo separado, en plan introducción o algo así.

La crítica de cine ya si eso otro día. O quizás no. Que igual me pongo a escribir y termino enrollándome con mis recuerdos de ser un otaku de los años 90 o vete tú a saber…


¡Ostras! Que me acabo de acordar ahora mismo de lo de la polémica del tráiler. ¿Se acuerdan de aquel primer tráiler con esos ojos que daban miedo? Menos mal que me pilló en mi etapa de currifichante zombi, con el blog abandonado y desatendido, porque en cualquier otra época hubiera soltado toda clase de pestes, por el blog, y seguro que habría soltado alguna barbaridad en plan: “¡Me niego a ir al cine a ver semejante monstruosidad! ¡Robert Rodriguez lo ha arruinado todo! Boicot a Alita”. O alguna otra majadería semejante. Menos mal que han arreglado el tema. Y lo digo plenamente consciente de que los ojos finales de Alita siguen siendo extraños y alienígenas. Pero al menos no son tan repelentes como los ojos que pensaban ponerle en un principio. En serio lo digo. Vean en YouTube videos del primer tráiler y comparen con posteriores trailers y con la película final… ¡Vaya susto!

Lo de los ojos de Alita da para otro artículo. O no. Quizás no. Lo aclaramos aquí ahora mismo. ¿Por qué Alita tiene los ojos tan grandes? Pues porque a Cameron y a Rodriguez se les metió entre ceja y ceja que querían ver en pantalla una adaptación al cine de un manga o anime, con personajes reales luciendo ojos de manga o de anime. Ya ves tú. Cosas de fans. Caprichillos de cineastas otakus. Que cosas…

Y ya sí que aquí lo dejo por el momento…

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